Creced y multiplicaos, dijimos, y las maquinas crecieron y se multiplicaron.
Nos habían prometido que trabajarían para nosotros.
Ahora nosotros trabajamos para ellas.
Multiplican el hambre las maquinas que inventamos para multiplicar la comida.
Nos matan las armas que inventamos para defendernos.
Nos paralizan los autos que inventamos para movernos.
Nos desencuentran las ciudades que inventamos para encontrarnos.
Los grandes medios, que inventamos para comunicarnos, no nos escuchan ni nos ven.
Somos maquinas de nuestras maquinas.
Ellas alegan inocencia.
Y tienen razón.
Eduardo Galeano
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